En esta oración a Nuestra Señora del Rosario, le pedimos a la Virgen María que nos ayude a cultivar un hábito de oración interior a través de la recitación diaria del rosario. Este es el objeto de todas nuestras oraciones: llegar al punto donde podamos "orar sin cesar", como nos dice san Pablo.
A nuestra señora del rosario
Oh Virgen María, concédeme que la recitación de tu Rosario sea para mí cada día, en medio de mis múltiples deberes, un vínculo de unidad en mis acciones, un tributo de piedad filial, un dulce refrigerio, un estímulo para caminar alegremente. El camino del deber. Concédeme, sobre todo, Virgen María, que el estudio de tus quince misterios se forme en mi alma, poco a poco, una atmósfera luminosa, pura, fortalecedora y fragante, que pueda penetrar mi comprensión, mi voluntad, mi corazón, mi memoria, mi imaginación, todo mi ser. De modo que adquiriré el hábito de rezar mientras trabajo, sin la ayuda de oraciones formales, por actos internos de admiración y súplica, o por aspiraciones de amor. Te lo pido, oh Reina del Santo Rosario, a través de Santo Domingo, tu hijo de predilección, el famoso predicador de tus misterios y el fiel imitador de tus virtudes. Amén.